viernes, 18 de noviembre de 2016

 CUENTOS PARA COMPARTIR

Por: Luis Ortiz Galera
Universidad del Atlántico, Colombia




El Adonis de las Mujeres



Ricky Laurens, joven popular entre la multitud, famoso entre las mujeres por su gran belleza, con un buen sentido del humor, porte y elegancia a la hora de vestir, lo tenía prácticamente todo para triunfar en la vida, excepto el factor “ Money” porque este andaba más limpio que “jopito de niño Dios”.
Con respecto a su inteligencia este hombre de aproximadamente  24 años, de estatura 1.80, corpulento, y de facciones judías, no era tan bruto como este aparentaba, pero más astuto que inteligente si lo era.
Durante su adolescencia siempre fue un chico que a temprana edad anduvo lleno de caricias de todos los colores, fragancias y sabores. Tanto fue así que a los 13 años perdió su virginidad nada más ni nada menos que con la profe de español; ese mujeron de cabello negro y largo, de cuerpo armonioso que era el sueño de todo aquel que podía respirar. Luego la profe al año siguiente de tener una relación pasajera con él, se comprometió con un medico reconocido de la ciudad, con el que  meses después se casó.
Y así seguía los años y Ricky Laurens, ya estando en 11 grado, gracias por sacarle provecho a su gran belleza, oratoria y forma de tratar a las mujeres, pues siempre coqueteaba con la gordita y la  más nerds del salón, para poderse copiar de las tareas de esta y para que ella siempre le ayudara en los exámenes, exposiciones y trabajo en grupo. Tal fue así que sin importar que Ricky Laurens detestara a las bolas de grasa como suele siempre llamarlas él,  en tonito de burla, se acostó con ella, quitándole la virginidad pero con las luces apagadas para imaginarse que estaba teniendo sexo con su amor platónico “Sofía Vegara”. Después cuando gano su título de bachiller a punta de astucia y estrategia,  fue cuando se le perdió a la gordita nerds y cuando esta se lo encontró un día, este le dijo sus cuantas verdades a la cara, haciendo llorar el corazón de esta mujer enamorada.
Luego después Ricky no sabía ni que estudiar, pensando en ser modelo, pero al mismo tiempo se daba cuenta que esta profesión no era para nada rentable, porque después a sus 30 años se quemaba  y no tendría todavía su futuro asegurado. Aunque este hombre no tenía casa, puesto que sus padres vivian arrendado, y después de terminar su bachillerato lo mandaron fue a trabajar, porque ya estaban que lo echaban porque no soportaban su vagancia y su vida ligera de andar metiendo en su cuarto a dos mujeres diferentes  entre  semana, él se la pasaba disfrutando la vida  de discoteca en discoteca, dándole muela a grandes profesionales de la ciudad que todavía se negaban a salir del closet.  Pero tan astuto era siempre Ricky Laurens, que a pesar que los pelaba, los ilusionaba pero jamás con ninguno de esos hombres se acostó,  pues a ellos él se refería que había que estafarlos parándole el palo nada más.
Después al darse cuenta que ya sus padres lo iban a echar a su casa,  busco trabajo y si que lo encontró más rápido que flash : como repartidor de pizza a domicilio en el norte de la ciudad. Luego un día como cualquiera llevo a la noche una pizza para dos mujeres que vivían en una gran mansión, con terraza grande y hasta piscina. Al repartir la pizza a las dos mujeres, una de ellas que resulto ser abogada, la más señora como  de 45 años, pero todavía con una belleza  de primavera sin ganas de quererse marchitar todavía, le comento a  Ricky que allí le daba su número celular si a él le interesaba algún día hacerle una muy buena compañía, pues primero que todo era viuda y  la mujer que la acompañaba era su hija de 24 años que se iba de viaje por dos años a realizar un postgrado en medicina en la Universidad de Harvard.   
 A  bueno este ni corto ni perezoso acepto la invitación de la bella viuda, quedándose viviendo con ella. Pero eso sí, la llenaba de muchos orgasmos en cada rincón de su casa. Ricky Junto al lado esta mujer  duro seis ardientes meses  de pasión y lujuria. Y tanto fue así que Ricky  ya vivía en la casa de esta abogada, y cuando ella no se encontraba se las creía del todo poderoso amo y señor de la casa.
Después al séptimo mes empezaron asomarse los problemas cuando a esta hermosa veterana  le diagnosticaron cáncer en el seno. El ánimo de esta mujer decayó y ocultándole la verdad  a Ricky le dijo que tenía que viajar durante un mes fuera de la ciudad por asuntos de negocios,  cuando en realidad se iba por un mes para hacerse unos tratamientos intensos para curar esta enfermedad a tiempo. Pero ella de igual manera cada  15 días le mandaba dinero para que este   pudiera mantenerse  y  poder estar  al día  con los servicios de la casa.
Pasó el mes, y  Ricky haciendo locuras en  esta mansión, al realizar fiestas de amanecida con  ron, y mujeres que  le solicitaban sexo, y el a mucho honor se los brindaba, pero después cuando se acababa la rumba, se sentía que la soledad siempre en su vida lo había acompañado por que las mujeres se fijaban era en su porte y buen humor, pero jamás se interesaban en su vida, sino que este  le hiciera travesuras. Todo era lo mismo, fiesta que iba  y fiesta que venía hasta cuando  un día Ricky  decidió ajuiciarse porque pensaba que en  su abogada hermosa había encontraba todo lo que quería: belleza, pasión y estabilidad económica porque para  él,  el amor era cosa de estúpidos porque en la vida lo más importante para vivir era el dinero.
Durante los 15 días Ricky Laurens  se la  paso fue haciendo más ejercicios de lo que el siempre hacia para divertirse, porque aparte de las mujeres su otra adicción  era hacer ejercicios, pero era tanto que no tenía nada que hacer aparte de rumbear que parecía sufrir de vigorexia porque se dedicaba a darle duro al ejercicio con rutina fuertes. Y al terminar su rutina siempre se iba para el restaurante que quedaba a tres cuadras de su gran mansión.
Allí conoció a Florencia, una mesera de tan solo 18 años, con una belleza  humilde y sencilla, pero que había sido la primera mujer en resistirse a  sus encantos. Y ahora sí que para  Ricky era una obsesión conquistar a  Florencia, pero poco a poco ella le  aceptaba sus invitaciones pero sin ni si quiera dejarse robar un beso de él,  haciendo despertar su lado tierno que desde su infancia andaba escondido. Salían solo como amigos, ya que Florencia le decía que no pensaba por ahora en novio porque solo se enfocaba en sus estudios universitarios y en su trabajo como mesera por las noches. Solo fue un día que por casi pasa esto a mayores, cuando el penúltimo día del mes salió con Florencia a cine y después  invitándola a la mansión, con el engaño de que esa mansión se la había regalado sus padres  para que el pudiera terminar sus estudios de derecho en la universidad. Bueno Florencia accedió y comenzaba todo bien hasta que en medio de candentes  besos  Florencia le dijo que no se sentía preparada porque jamás en su vida se había acostado con un hombre. El como nunca la comprendió,  a la que para él se había convertido en su princesa de ensueño, y  dejo que se fuera. Y  Florencia de inmediato se fue de prisa.
Al día siguiente la  verdadera dueña de la casa volvió a su mansión muy feliz porque ya se había curado de su mal, abrazó a Ricky y le dio un beso de esos que nunca se olvidan. Y Ricky respondiéndole a sus caricias, ya no sentía el mismo placer de otros días porque se la pasaba pensando era en su Florencia. Y al momento del acto esta mujer encontró el sostén que Florencia había olvidado por irse de afán, y  lo que hizo fue acabar de inmediato su relación con Ricky y echarlo de una vez de su gran mansión.
Ricky en lo que pensó primero fue en buscar a Florencia en el restaurante por la noche, como últimamente  lo hacía. Allí le dijeron que Florencia había renunciado y que no sabía dónde estaba. Hasta que cansado por buscarla en todo un mes sin saber la  dirección de su casa, ni a nadie que le diera información sobre su paradero, Ricky entro en depresión porque realmente ahora si había encontrado el amor de su vida, pero que este se había esfumado.
Luego por último se resignó  y volvió  a su anterior  trabajo como repartidor de pizza, hasta cuando un día le toco repartir pizza en un ostentoso conjunto residencial y por fin había encontrado a Florencia toda elegante, llena de lujos, con su recién esposo, un multimillonario  empresario cincuentón de la alta sociedad, que hacía  un mes  había puesto el ojo en ella.    








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