Por Joyce Sarmiento
Mire niño, lo que pasa en esa casa es que más o menos hace unos dos meses la dueña mandó a llamar a una señora para que le hiciera el aseo todos los días, al principio todo estaba bien, no se oían quejas, nada era tan escandaloso como ahora, de un momento a otro la dueña empezó como a volverse loca y a regañar por todo a la señora del aseo, nada le gustaba, que por qué movía esas cajas para allá, que a ella quién le había mandado a coger eso, que quién era ella y por qué cogía esos recuerdos, yo que vivo al lado podía escuchar como la pobre viejita le respondía con un tono de voz débil "pero señorita, si usted misma me mandó recoger todas las cajas sin usar que encontrara y que cuando las reuniera las botara". Ni que contarte cuando esa pobre alma le respondía, faltaba poco para que le pegara, se ponía histérica a llorar y se escuchaba hasta acá cómo regaba todo de nuevo, que ella quería todo en su sitio otra vez, que no se largaba de ahí hasta que no pusiera todo donde lo había encontrado, entre lágrimas y gritos de la dueña, a la señora le tocaba volver a poner todo en donde estaba para poder irse o si no la dueña no la dejaba.
Después de eso, en la noche cuando me iba al cuarto, desde mi ventana podía verla tirada en el piso del suyo mirando al cielo como hipnotizada o idiotizada, a veces se le escapaba una sonrisa y entre esas una que otra lágrima, desde entonces no he dejado de pensar que esa patética mujer tal vez necesita ayuda, se la pasa todos los días ahí encerrada sin hablar con nadie, solo como consigo misma, creo que quiere creer que eso es suficiente, pero puedo decirte niño, a riesgo de equivocarme, que cada día se ve como más ahogada. Lo que te conté con la señora del aseo pasa todos los días sin falta, la señora antes de irse tiene que poner todo en su lugar y cuando llega al día siguiente le da las mismas órdenes y todo ocurre de nuevo, no sé quién estará más loca, si la dueña de la casa o la señora que vuelve todos los días, sabiendo ya qué le espera pero como con fe de que algún día la mujer le permita desechar todas esas cajas sin quejarse ni llorar como si le fueran a arrancar un pedazo de la vida en cuanto se lleven esas cosas. Lo único nuevo es que ayer la señora casi lo logra porque esta vez la dueña hablaba sola y en voz alta "Si, claro cerebrito ¿Crees que esos son argumentos suficientes? de ser así no tuvieras un abismo en el pecho comiéndote todos los días, sabes que no vas a poder, estás cargada de añoranza y deseos frustrados -que no, si podré y ya verás- está indeleble mujer, como una marca, intenta otra vez y ya verás como rompes en llanto de nuevo" , en ese momento cuando la señora logró salir a sacar algunas cajas, le hablé y le pregunté por qué lo hacía, que ya debía darse cuenta de lo loca que estaba esa vieja y que debería ya irse a otro lado en donde no le pusieran tanto trabajo. Al principio pareció no haberme escuchado, luego se quedó como mirándome con nostalgia pero no dijo nada, cuando logró abrir los labios, me pareció que con los ojos aguados, lo que escuché fue "No puedo, tengo que seguir intentando mijo, usted no entiende", entonces eso es lo que sé, si te interesa un consejo la verdad es que yo de ti no me meto en ese lío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario